El rizoma en primavera

Adriana Fernández Jiménez

Contacto: https://agfj82.wixsite.com/afectos

Arquitecta. Obsesionada con todo y nada.

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1. Rizoma. “Garras” listas para formar la esparraguera.

2. Espárragos listos para cosechar.

La COVID-19 nos tiene detenidos por fortuna solo físicamente y sin duda sigue alimentando una crisis, animal que engorda, por la suma de incertidumbres (Edgar Morin) que pueden resolverse mediante visiones retrospectivas o soluciones que, aunque positivas, sean contrarias al sistema socioeconómico que hoy mueve al mundo.

Detrás de este cúmulo, en la búsqueda de redención, es el proceso de adaptación el que provoca que la Historia como efecto de una sucesión de crisis, conduzca al éxito a individuos de muchas comunidades, ¿Pero qué tipo de adaptación?

Me siento cómoda con el del Rizoma, concepto de Deleuze y Guattari, fundado en la observación de un organismo vivo, planta herbácea de configuración no jerárquica a diferencia de los árboles cuyo tronco si es talado muere; su organización es tallo, raíz y fruto, no permite su reducción sino su extensión, al no tener dimensión no tiene principio ni fin, sino que en múltiples direcciones se erige de acuerdo a su bienestar, a lo largo de su vida se adapta a distintos ambientes, ¿Así tu espíritu?

Hay hortalizas que son rizomas, su cosecha es dócil y benéfica para quien la produce, como el caso de los espárragos, sus semillas después de sembradas echan raíces que duran varios años en el terreno hasta dar a luz a tallos de los más carnosos, fruto de la espontaneidad.

Tan preciados talluelos de color verde y blanco (en México solo crece la primera variedad), son ícono de la primavera, aunque se encuentran disponibles todo el año, es en el periodo de diciembre a abril que se obtiene el 70% de su cosecha.

De esencia noble, se adapta a cualquier terruño, aunque los grandes productores de espárragos en nuestro país se encuentran al norte con ambientes desérticos, el espárrago también se adapta a climas mediterráneos y templados, con presencia de humedad; para su desarrollo es importante la oscilación térmica. Se considera longevo porque su semilla se siembra por única ocasión para después cosecharse cíclicamente sin mayor cuidado.

El origen de las esparragueras se remonta en las cuencas del Río Tigris y Éufrates, espontáneamente crecían en los alrededores de sus terrenos arenosos y sus tímidas laderas. Se cree que los primeros en cultivarlos fueron los egipcios al haber registros de sus esbeltas figuras atadas en manojos que ilustran los muros de sus monumentos, posteriormente su difusión a lo largo de Europa se debió a la extensión del Imperio Romano.

Es hasta los años 80s que se introduce en México para hoy posicionarse en el tercer lugar de producción a nivel mundial, antecedido por China y Perú. Estados como Sonora, Guanajuato, Querétaro y Baja California participan en el 97% de su producción, la cual es exportada a Estados Unidos, Canadá, Japón, Alemania, Reino Unido y los Países Bajos. Los mexicanos solo consumimos el 1% de la cosecha, ¡Increíble!

A lo largo de Europa se produce el espárrago blanco, a diferencia del verde, son mayormente apreciados porque su cultivo requiere más cuidado, es subterráneo. Su ausencia de color es resultado del medio en el que crece, sin luz no tiene clorofila.

Manet pinta esta variedad de espárragos. “Manojo de Espárragos” (1880) es una de las obras artísticas que permite la exaltación de esta humilde planta por un grande. Manet abandona su carrera naval para dedicarse a la pintura, con carácter impresionista revela la vida cotidiana y popular en escenas cuya composición y austeridad de color causaron mucha polémica al desalinearse de trabajos como el de Tiziano, Rembrandt, Delacroix y Velázquez.

Este escenario fue vendido por el artista al coleccionista Charles Ephrussi en 800 francos, sin embargo, éste le envía 1,000 francos, por lo que Manet como cambio pinta y envía de vuelta un único espárrago con la nota: “Le faltaba uno a su manojo”.

“Espárrago” (1880), es otra composición extraordinaria que disrumpe la típica de bodegones barrocos holandeses: La descentralización del objeto en cuestión genera un equilibrio visual entre la textura de la cubierta de mármol en la que reposa y el espárrago, mientras que su monocromía confirma la presencia de ellos en el mundo.

Los espárragos son muy sencillos de preparar, basta con una olla al fuego con agua a punto de ebullición para sumergirlos de 2 a 4 minutos, después parrillar y acompañar con salsas hechas en casa, vinagreta o mayonesa, su textura fibrosa es un comodín.

La paridad con el vino se complica debido a su contenido de clorofila y aroma sulfúrico, por lo que propongo un Sauvignon Blanc de la región de Chapadmalal, Buenas Aires, Argentina.

Mineralidad bondadosa que ofrecen las uvas de la costa, dejo a hierba recién cortada, que recuerda al té limón, retrogusto fresco y corto, de atenuada acidez abraza a hortalizas de carácter pirazínico.

La primavera se nos va con la cuarentena, tal vez cuando esta estación tan siempre esperada termine, nuestro cuerpo siga estático, pasivo y atado a la seguridad de un mismo lugar, pero no permitamos que el espíritu. Mantenerlo como el rizoma en busca de luz para extenderse sin límites y revelar una creación que manifieste algo distinto al estar, el ser.

3. Manojo de Espárragos. Manet, 1880.

4. Espárrago. Manet, 1880.

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