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El entorno físico construido, el hacinamiento, tiempo, pandemia y la in-capacidad del arquitecto

  • Foto del escritor: Fanzine Ubicuo
    Fanzine Ubicuo
  • 20 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Marcos Samuel Martinez Arteaga

Arquitecto por la UNAM. Estudiante del Programa de Maestría y Doctorado de la UNAM en el campo de conocimiento de Diseño Arquitectónico.

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Si bien, la pandemia que genera el virus SARS-CoV-2 ha paralizado al mundo en su actividad exterior casi por completo, nos preguntamos ¿qué pasa en las habitaciones privadas, y el hacinamiento que se vive en zonas de extrema pobreza en las grandes ciudades? ¿Qué pasa en el entorno físico de las “ciudades globales” ante esta situación particular?, ¿será que algo ha cambiado?, ¿será que algo cambiará?, ¿será que los arquitectos podemos hacer algo a este respecto? Mientras que el debate que se realiza en el ambiente de la conciencia utilitaria de la arquitectura; aquel de la mera racionalización, no hace más que ver a la arquitectura como posibles maneras de ofrecer soluciones a la forma en que la que la gente habita, el entorno físico, aquel hábitat del humano, que con o sin arquitectos, se edifica/se construye, sin necesitar de arquitectos para llevar a cabo dicha edificación.


Este brevísimo texto solo intenta poner en tela de juicio la dicción acerca de lo que realmente nuestra participación como arquitectos, diseñadores resulta ser; ya que mucho se habla de que los arquitectos resolvemos demandas, problemas que se manifiestan directamente en cambios en la vida de las personas mediante la edificación de un entorno físico construido, a lo cual podemos decir que sí y no, pero ¿Qué es lo que hace que en las grandes ciudades haya flujos diversos y con dinámicas tan marcadas de segregación y supresión? Una respuesta rápida, nos remite al entendimiento de los flujos del capital que más allá de solo significar recurso monetario bruto, significa planeación, estructura y entendimiento de los flujos energéticos que mueven la inmensa maquinaria de las sociedades capitalistas del siglo XXI , y la vinculación que tienen todos estos flujos con la ciudad que son estrechos, ya que la morfología de estas ciudades denota la clara segregación de los habitantes en función de su estratégica posición en torno a la posibilidad de integrarse en la dinámica del flujo económico.


Con lo anterior pudiéramos dejar una primera aproximación hacia el hecho de que los arquitectos no definimos los modos de habitar, no somos capaces de definir la morfología de la ciudad ya que tan solo somos un engrane mas en la gran maquinaria que edifica ciudades y construye mundos y sentidos.


Entonces, ¿qué podemos hacer como arquitectos, diseñadores? Partiendo de la base en la que los procesos de producción son en la mayoría de los casos ajenos a nuestras propias limitaciones, descartemos la idea de que salvaremos al mundo de la COVID-19 o de la segregación, del racismo, de la violencia, con nuestra excelsa participación. Por otro lado, queda de nosotros la posibilidad de liberar nuestra potencia critica, para asentar una real participación de la conciencia del arquitecto en el mundo que habita.


Regresando a los planteamientos del principio de este texto debemos de alejar nuestra visión de las edificaciones de moda o de las corrientes recicladas y refritas que invitan a la neutralización de la conciencia del arquitecto, y aunque no podamos realmente resolver el mundo y sus vicisitudes, tenemos la obligación de pensar y volver a pensar cada cosa que habíamos dada por hecho sobre nuestro quehacer, y si bien no podremos solucionar las condiciones contradictorias de una sociedad dividida, hacinada y confinada en sus propias dinámicas, bien podríamos comenzar a entender a la arquitectura como un proceso complejo que se nutre de muchísimos factores que van más allá del ego institucional del gremio.


En este brevísimo escrito tratamos de no ver a la arquitectura como una manera de salvar al mundo, o al mismo arquitecto como una semi deidad capaz de solucionar algo tan complicado como lo es una crisis global sanitaria que muchas veces ni siquiera entendemos, trataremos de enfocarnos en la cuestión tangible, en la que realmente podemos participar, del proceso de producción de lo arquitectónico, que, aunque no lo parezca, hemos estado muy ausentes de dicho proceso, tal vez por la voluntaria y autoimpuesta ceguera de nosotros mismos, o porque el sistema global así lo requiere. Y es justo eso lo que nos hace volver a preguntarnos ¿somos capaces de aliviar a la gente que hacinada tiene que pasar estos momentos tras un habitáculo imposible de ser habitado? O ¿con algún diseño prevenir contagios? Serán preguntas que dejaré abiertas para los amables lectores de este intento de cuestionamiento, sean bienvenidos a ubicuo fanzine de arquitectura y diseño.



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Eje temático:

Reflexiones en torno al sentido del quehacer del arquitecto


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Fecha de cierre: 24 mayo 2020.

 
 
 

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