Caballo de Troya
- Fanzine Ubicuo
- 8 may 2020
- 3 Min. de lectura
Erick Mauricio Tinoco Pérez
Contacto: erickmtp@gmail.com
El ser humano a diferencia de otras especies excede en optimismo. Soy uno de los seres humanos y no creo haber sido de otra especie. La hambruna es el padecimiento humano y realidad tanto como la arquitectura o el pensamiento. No se trata de si podemos producir más, porque lo habrá, sino, que la idea sostiene que jamás será suficiente por el hecho de que no existe tal equidad en el optimismo.
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Existen en la especie humana engaños totalmente destructivos. Uno de ellos es la idea de supervivencia y el riesgo continuo al sacrificio. El ser humano se distingue también de otras especies por su adaptabilidad al medio auto producido, es decir, creamos el medio haciéndolo más nosotros, más humano, con el fin único de que este nos albergue, nos cobije y en casos muy específicos nos enferme.
No podría referir entonces de mejor manera la idea de vida que con auto producción de la información. La vida, como un sistema de similitudes. Y es por esto, que no se puede referir a la vida en tanto orgánica o inorgánica. O bien, podríamos referirla como tiempo que transcurre, realidad en movimiento, ADN (Ácido Desoxirribonucleico), o sistema de información que se auto produce. Todo esto con la potencialidad de poder llegar a ser.
Esto es lo increíble. La especie humana tiene mejor desarrollada la capacidad de resolver y crear lo que podría llegar a ser. Se señala, tanto en la filosofía con filósofos como David Hume, como en los talleres en los que he participado en la UNAM que el conocimiento parte de la experiencia; vivencias espaciales y temporales del habitar humano, somos una consecución de información para la auto producción humana. No somos tan especiales, sino esa sucesión de información en nuestro pensamiento. Ah, pero una pandemia lo hace especial. La idea se precipita, y con ello, podemos llegar a la experiencia del conocimiento (pandemia global).
Y bien, acerca de lo que puedo decir de la actual pandemia causada por el virus SARS-CoV-2, la cual según medios locales y mundiales de comunicación ha llegado a casi todos los rincones en donde se encuentra la humanidad; ha llegado a la arquitectura. Y no es difícil sospechar en los oportunistas de la situación, gente que aprende de ello, se beneficia, y por supuesto, los que no hacen mucho, o los que más bien olvidan. El porvenir de la experiencia actual, como casi todo acontecimiento humano, dura lo que tiene que durar, después es olvidado, y nuevamente recordado. Por supuesto, ya como experiencia del conocimiento humano.
Pneumatología, o pneumática (ingl. pnematology;
franc. pneumatologie, pneumatique; alem.
Pneumatologie, Pneumatik; itla. Pneumatologia o
pneumatica). Leibniz introdujo el término
“pneumática” para indicar “el conocimiento de
Dios, de las almas y de las sustancias simples en
general”. El termino quería significar “ciencia de
los espíritus” (…) D´Alembert restringió el
término para significar “la primera parte de la
ciencia del hombre”, o sea “el conocimiento
especulativo del alma humana”, que indicó también
con el nombre de metafísica particular. El
conocimiento de las operaciones del alma, en cambio,
constituían, para D´Alembert, el objeto de la lógica
y de la moral. Kant observó, a este propósito, que la
psicología racional nunca podrá llegar a
ser P., es decir, verdadera y propia ciencia,
del mismo modo que la teología no puede llegar
a ser teosofía. El término, en la actualidad,
ha caído completamente en desuso”. (Abbagnano, 919)
Y bien, es el estudio del yo el que no cae en desuso; puesto que no somos iguales, pero sí muy similares. Y por ello sostengo que el optimismo del que se jacta la humanidad nos incluye a todos. Pero, de la realidad de la que podemos llegar a conocer es a partir de la creada por uno mismo. Yo como persona, y corresponde en gran medida con el personaje que desarrollamos día a día, y que sin embargo resultan tan distintos. Dando así hábitos o maneras de vivir.
Y, si esta armonía se ve afligida hasta ser totalmente interrumpida, logrando tal efecto en los personajes que no pueden más con el hilo de sus vidas. Aun así, el optimismo los envuelve antes que nada en su desenlace, le hace creer en el final y que la monotonía de sus vidas no puede ya esperar. Un ser tan rutinario y muy fácil de manipular. Vamos humanos, somos mucho mejor que esto. Invitación al buen vivir.
REFERENCIAS:
Abbagnano, Nicola. Diccionario de Filosofía. México: Fondo de Cultura Económica, 1993. Impreso
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Fecha de cierre: 24 mayo 2020.
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