Los problemas de la formación del arquitecto y la enseñanza del diseño*
- Fanzine Ubicuo
- 23 nov 2020
- 7 Min. de lectura
Mercedes Viviana Torero y Tania Cano
Mercedes Viviana Torero/Arquitecta: vivianatorero@gmail.com
Tania Cano/Arquitecta: tm.cano.es@gmail.com
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*Usaremos de aquí en adelante, el término ‘arquitecto’ con la inclusión en todo momento, tanto de arquitectas como arquitectos.
El siguiente texto fue escrito como parte de las actividades del Taller de investigación “La experiencia de la espacialidad, la habitabilidad y el diseño” del programa de Maestría en Arquitectura De la UNAM, en octubre de 2018. Hoy, dos años después, reconocimos que los argumentos y la opinión se mantienen vigentes y resultan pertinentes en esta edición.
Afirmar que al arquitecto se le forma y que el diseño se enseña, serán las dos premisas de las que partiremos en este texto.
Es indudable que la mayoría de quienes que se autonombran arquitectos y que además tienen como logro un título de “arquitecto” se han “formado” en alguna institución académica. Aunque también encontramos a “arquitectos increíblemente famosos que no poseían un título de arquitectura”1 tales como el hombre “menos es más” Mies Van der Rohe, el famoso Le Corbusier, o el autor de la casa de la cascada, Frank Lloyd Wrigth. Si como argumento de validez de éxito tomamos la gran fama que consiguieron estos personajes que no pasaron por una institución académica de arquitectura pareciera que Teodoro Gonzales de León tenía razón cuando indicaba que la arquitectura no se enseña, se aprende.2 Pero creer esto sería ir por el camino de la desvalorización de la enseñanza, sería una minimización del entendimiento por el campo de la práctica profesional, lo cual, es parte de los problemas del tema en cuestión.
No podemos dejar de lado el hecho de que estas temáticas incentivan el hacer memoria y rescatar del recuerdo cómo fue nuestra propia formación académica, gracias a la cual, obtuvimos nuestro grado ¿indiscutible? de arquitectas. Bajo esta visión de experiencia personal podemos recordar el desbalance jerárquico entre la teoría y la práctica en la enseñanza de la Licenciatura. Por ejemplo, los créditos del taller de proyectos tenían un valor tres veces mayor al de las otras materias, por lo que se obligaba al alumno, quiera o no, a prestarle mayor tiempo y empeño a la práctica del “diseño”. Es así que, si un alumno tenía un interés u orientación hacia la parte teórica, el sistema educativo le obligaba a darle mayor importancia a la materia de taller de proyectos. Quedando la relevancia del quehacer arquitectónico mayoritariamente en su valor práctico, dejando de lado su propio entendimiento.
Además de esto, como experiencia personal podemos reconocer que la academia se ve envuelta en la esfera de mediatización de proyectos arquitectónicos. Donde mientras más famoso sea el arquitecto, más relevancia tiene su obra, y por lo tanto funge como ejemplo de lo que se debe lograr al “diseñar”. Como menciona el Profesor Adrián Baltierra “La “figura” del “arquitecto/a” se soporta en la idea de que aquello que lo hace “ser” es el “hacer” y en su papel de un “individuo” aislado, sin hacer manifiesto el “rol social” que tiene en la “producción”.”3
No sólo se presenta el éxito del arquitecto a través de la fama de este y/o de su obra, sino que además se crea la idea de un individualismo de práctica, donde el logro de la obra arquitectónica, o más bien, su buena publicidad, debería favorecer sólo al arquitecto. A lo que nos preguntamos ¿No genera esto la banalización de la enseñanza?
Creemos conveniente usar aquí los términos “praxis” y “conciencia ordinaria” según los explica Adolfo Sánchez Vázquez para explicar la problemática mencionada dentro de la academia. El término “praxis” es usado para designar “la actividad consciente objetiva, sin que por otra parte se conciba un carácter estrechamente utilitario que se desprenda del significado de lo “práctico” en el lenguaje ordinario”,4 mientras que la “conciencia ordinaria” según Sánchez Vázquez indica pertenecer “al hombre común que vive en el mundo práctico-utilitario y de las necesidades inmediatas, no es totalmente ateórico, ya que absorbe de manera inconsciente teorías, aunque éstas se encuentren degradadas.”5 Si por lo mencionado anteriormente podemos deducir que lo práctico - utilitario de la enseñanza está por encima de la “praxis” ¿Podría estar la formación del arquitecto bajo una dirección de “conciencia ordinaria”?
Volviendo al recuerdo de nuestra propia formación, como alumnos pudimos haber llegado a comparar nuestro aprendizaje con lo que hacían o mostraban otros, en una u otra escuela, cuestionando lo que hasta cierto punto nos diferenciaría de un modo u otro de enseñanza de la arquitectura, preguntándonos ¿Quién obtendría la mejor formación? O ¿Quién recibiría el mejor entrenamiento para el futuro?
Si hacemos hoy una revisión de los principales encabezados encontramos, por ejemplo, que el Architects’ Journal habla de “Universidades que no preparan estudiantes de arquitectura para el mundo real”.6 The Architectural Review publica una serie de interesantes artículos con el título “Repensando la educación arquitectónica”.7 The Tulane University cuestiona: “¿Qué sigue para la educación en Arquitectura?”8
Siendo estos solo algunos títulos que presentan un panorama de las preguntas que están presentes en el diálogo, en ellos se menciona la intención de que al ser estudiantes podamos llegar a reconocer la realidad de la práctica profesional en el proceso de formación académica. Si uno se sumerge en estos debates, reportes y artículos en torno a la educación del arquitecto, se hace hincapié en la latente necesidad de “repensar la educación en arquitectura”, en otros se habla de ir hacia “un nuevo paradigma de la educación en arquitectura”. Sin embargo, surge aquí la pregunta sobre ¿qué nuevas direcciones se estarán presentando en este “repensar” de la formación del arquitecto? ¿A qué contexto o condiciones responden? O ¿Cómo se espera que una escuela de arquitectura se comprometa con la realidad crítica actual?
En uno de los artículos consultados se menciona que “El malestar, (..), sobre la educación arquitectónica no es sorprendente y ha sido prolongado durante mucho tiempo. Un tema principal de estos ensayos es que estamos en medio de un cambio masivo de época que debe impactar profundamente en la arquitectura”.9 Al respecto, Alberto Pérez-Gómez menciona que “No se trata de que el estudiante tan solo reconozca la realidad de la práctica profesional, sino que se cuestione lo que hace”.10 Él mismo nos explica que “Antes del siglo XIX, antes del momento histórico donde por primera vez se piensa que el arquitecto aprende atendiendo clases en un salón a través de un programa académico, el arquitecto se educaba con otros arquitectos, en la práctica. Desde finales del siglo XVII y durante el siglo XVIII en Francia, los arquitectos discutían ciertos aspectos teóricos formalmente en las academias -al principio una vez a la semana- sin pretender sustituir a la enseñanza con la práctica”.11
Una vez que reconocemos que el mundo se encuentra en un permanente estado de cambio, se puede comprender que, efectivamente, esto deberá tener un impacto sobre la enseñanza-aprendizaje de la arquitectura, siendo así podemos cuestionarnos ¿Cuáles son los retos?
Para muchas escuelas de arquitectura, -al pertenecer a distintos organismos de acreditación-, se vuelve requisito el hacer una revisión constante del “plan” o “programa de estudios”. Sin embargo, cuando llega el momento de hacer un cambio o actualización, el proceso se concentra en: analizar las diferentes ofertas académicas a nivel local y global, investigar las posibles tendencias educativas, revisar estadísticas de empleabilidad, retomar encuestas realizadas a alumnos y asesores externos. Todo esto con el fin de proponer o replantear una nueva guía cada determinado tiempo. Desde algunas experiencias personales previas en el campo académico, podemos decir que, en este ejercicio, muchas veces se llega a querer intentar, incluso, reinventar el propio sistema. Sin embargo, muchos no logran llegar a identificar cómo hacerlo. Lo que muchas veces convierte al plan de estudios en promesa de la actualización de más que sólo materias, créditos y secuencia de cursos.
Odile Decq, arquitecta de origen francés, fundó en 2014 la escuela de arquitectura “Confluence” bajo la idea de que la pedagogía arquitectónica estaba bloqueada por un estricto sistema institucional de educación mal adaptado para el cambio. En una entrevista, expresa que ha observado que “la mayoría de las escuelas o bien enseñan sobre diseño arquitectónico, con todas estas discusiones sin sentido sobre formas y objetos y enfoques muy formales, o tratan de educar a los estudiantes para que se conviertan en profesionales eficientes y que funcionen bien”.12 Admite que lejano a la figura del arquitecto estrella, “la arquitectura es una disciplina que requiere una profunda comprensión cultural, sociológica, económica, política y ética del mundo. Esto es lo que los estudiantes necesitan aprender porque cuando estamos en un estado de crisis como lo estamos hoy, tenemos que repensar el mundo”.13
Tendrían aquí sentido las preocupaciones de los encabezados citados anteriormente, donde podríamos adelantar como respuesta la necesidad que se presenta de decidir cómo adaptarnos a todos estos cambios, sin perder la identidad propia que caracterizaría a cada escuela o la forma de pensamiento, ya que es posible que, en esta riqueza, el alumno pueda encontrar nuevas formas de replantear la forma de cuestionarse.
Tener como punto de partida el no entender a la escuela como “una simulación de la práctica” como nos dice Pérez-Gómez, pudiera ser una opción que nos lleve a comprender que “el proyecto, no es una reducción de la práctica y que, si entendemos el momento de estar en la escuela como una posibilidad de una educación más amplia donde el proyecto se entiende como promesa a una sociedad entendida cabalmente a través de sus historias, donde se comprende el sentido ético de la práctica con raíces éticas, humanísticas y culturales, entonces se puede experimentar en un sentido legítimo”.14
REFERENCIAS:
(1) Zishan Langar, Suneet. 9 arquitectos increíblemente famosos que
no poseían un título de arquitectura. 10 de julio de 2017.
ArchDaily. Recurso en línea, consultado en: https://www.archdaily.
mx/mx/875295/9-arquitectos-increiblemente-famosos-que-no-
poseian-un-titulo-de-arquitectura
(2) Hierro Gómez, Miguel, citando a Teodoro Gonzales de León.
Reflexiones relativas al sentido de los términos de teoría
y práctica en el ámbito del ejercicio proyectual de la producción
arquitectónica. Realizado para el taller de investigación.
La experiencia espacial, la habitabilidad y el diseño. Pág. 3.
(3) Baltierra Magaña, Adrián. “El arquitecto nace, no se hace” Apuntes
para entender cómo se construye la figura mediática del
arquitecto.” Realizado para el taller de investigación. La
experiencia espacial, la habitabilidad y el diseño. Pág. 10.
(4) Sánchez Vázquez, Adolfo. Teoría de la praxis (2003). México,
Ciudad de México. Editorial Siglo XXI. Pág. 28
(5) Ibídem. Pág. 30.
(6) Marrs, Colin. Report: Universities not equipping architecture
students for real world. 2 de febrero de 2015. The Architects’
Journal. Recurso en línea: https://www.architectsjournal.co.uk/
home/report-universities-not-equipping-architecture-students-
for-real-world/8677848.article
(7) Buchanan, Peter. The Big Rethink Part 9: Rethinking Architectural
Education. 28 de septiembre de 2012. The Architectural Review.
Recurso en línea: https://www.architectural-review.com/
essays/campaigns/the-big-rethink/the-big-rethink-part-9-
rethinking-architectural-education/8636035.article
(8) Johns, Mary. What’s next for architecture education? Tulane
University. 12 de abril de 2018. Recurso en línea, consultado en:
https://news.tulane.edu/news/what%E2%80%99s-next-architecture-
education
(9) Buchanan, Peter. The Big Rethink Part 9: Rethinking Architectural
Education. 28 de septiembre de 2012. The Architectural Review.
Recurso en línea: https://www.architectural-review.com/
essays/campaigns/the-big-rethink/the-big-rethink-part-9-
rethinking-architectural-education/8636035.article
(10) Pérez-Gómez, Alberto. De la educación en Arquitectura. (2012)
México, Ciudad de México Editorial Iberoamericana. Pág. 16.
(11) Ibidem. Pág. 25.
(12) Heilmeyer, Florian. No more masters. Interview with Odile Decq.
Uncube magazine. No. 26. School’s Out. Recurso en línea: http://
www.uncubemagazine.com/magazine-26-14231695.html#!/page5
(13) Ibidem.
(14) Pérez-Gómez, Alberto. De la educación en Arquitectura. (2012)
México, Ciudad de México Editorial Iberoamericana. Pág. 25.
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